Páginas

miércoles, 13 de julio de 2011

La Librería de Rose.


El romance en los libros era el tema preferido para ella. Rose, Dueña de la librería The Shakespare corner, pasa todas sus tardes trabajando entre libros y libros, algo que no le parecía nada agotador ya que su pasión por la literatura era realmente asombrosa. Vivía en un pequeño pueblo a las afueras de la excitante Londres, tal vez demasiado alejado. Rose siempre quiso poder salir de ahí, y conocer el mundo, como se lo mostraban sus libros, pero nunca pudo, y lo que es peor nunca vivió un amor apasionante como los que suele leer a menudo.
Se pasa los días esperando que la campanilla de su puerta suene, avisando que un cliente entró, mientras lo hace se queda sentada atrás de la maquina registradora con una pila de libros, uno arriba del otro, esperando por ser leídos. Cada martes a la mañana un joven llega a la librería, casi como una rutina, para sólo ver libros, y entre miradas a Rose. Nunca mantuvieron ni una sola conversación, pero con verse les bastaba. Esos martes a la mañana no existían nombres, trabajos, edades, realidades, nada, sólo miradas intensas que se encontraban entre los estantes de los libros.
Un martes como cualquiera, entre el juego de miradas que hacían habitualmente, él muchacho con algo de timidez notoria y jugando con las páginas de un libro en la mano, camino hasta el mostrador donde Rose se encontraba fingiendo no verlo. En su mente ella se imaginaba miles de diálogos tan originales como románticos de presentación que esperaba que el joven le diga. Al tenerlo frente a frente con un escritorio de distancia espero a que su historia de amor comenzara. Aunque el único comentario emitido por el muchacho fue la idea de poner en venta un libro personal suyo. Era usado y algo viejo se notaba que muchas veces fue leído. Decepcionada por la falta de romance en las palabras del muchacho abre el libro para ver de que se trataba. En la primera página se encontraba una frase de William Shakespeare: "Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón." y debajo una inscripción en lapicera escrita a mano: "Si lo sabremos nosotros, ¿No?. Nos vemos el martes que viene." El rostro de Rose se iluminó por completo y docenas de mensajes escritos por aquel muchacho decoraban las paginas del libro aguardando ser descubiertos.
  



No hay comentarios:

Publicar un comentario